jueves, 10 de abril de 2008

Marihuana eficaz frente al dolor, la espasticidad, la inapetencia y las náuseas


En octubre de 2000 la periodista de televisión enferma de cáncer de mama Nuria Nogueras visitó al director del Institut Català de Farmacología, Joan Ramón Laporte, para contarle que la marihuana había conseguido lo que no habían logrado otros fármacos convencionales: aliviar las molestias asociadas a la quimioterapia que le estaban administrando.

La periodista desconocía, no obstante, cuál era la forma idónea de administración. Laporte le explicó cómo utilizar la hierba por vía oral. A partir de esas conversaciones colaboraron en la realización de un reportaje para el programa Línea 900 sobre el uso terapéutico de la planta del cannabis.

Nogueras falleció meses después, pero, de alguna manera, animó al equipo de Laporte a “empezar a trabajar en serio” junto con la asociación de afectadas por cáncer de mama, Grupo Àgata, a la que ella pertenecía.

Muchos años y trámites después, el Gobierno catalán ha sido pionero en España en el estudio de un fármaco derivado de la marihuana para tratar diversas condiciones: desde la espasticidad, asociada a la esclerosis múltiple, hasta la inducción de apetito en enfermos de sida.

Los positivos resultados del trabajo, presentados el miércoles por la consejera catalana de Sanidad, Marina Geli, han vuelto a poner de actualidad la necesidad de regular una práctica que es habitual en muchos enfermos.

Una droga hecha fármaco

A partir de esa demanda nació en 1998 un pequeño laboratorio inglés, GW Pharmaceuticals. Un portavoz explica a Público: “Había evidencias anecdóticas y pensamos que era hora de poner ciencia en el asunto”.

En abril de 2005 se aprobó en Canadá Sativex, un fármaco compuesto de THC (el principio psicoativo de la marihuana) y dos canabidioles (un tipo de canabinoide que regula el subidón que provoca la planta).

Este mismo fármaco es el que han estudiado médicos y farmacéuticos catalanes. La consultora del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Clínic de Barcelona Blanca Farrús, participante en el trabajo, tiene claro que el estudio “permite tener un arma terapéutica más”.

Farrús recuerda que la marihuana aún se ve con reticencia en algunos estratos de la sociedad: “Hubo muchas pacientes a las que les daba miedo formar parte del estudio; los más entusiastas eran el 44% de participantes que había tenido contacto previo con la droga”.

¿En qué se diferencia Sativex de la marihuana común?. Desde GW responden: “[Con la marihuana] es muy difícil controlar la dosis; si se toma mucho, puede sentar mal y, si es poco, no hacer efecto; es como tener que ir en autopista a 30 km/h; aunque es posible, es muy fácil que se vaya el pie y ponerse a 100”.

Gracias a la composición de Sativex –el laboratorio pedirá su aprobación europea a finales de año– el problema desaparece.De momento, y tras los resultados presentados, cualquier médico español puede pedírselo a las autoridades sanitarias. El paciente, a su médico, también.

Via:http://www.publico.es/

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