lunes, 5 de abril de 2010

El misterio de la Mona Lisa


La Mona Lisa es probablemente el cuadro más famoso del mundo y nunca se pudo determinar quién fue la modelo. Se ha hablado de la esposa de un comerciante florentino hasta la madre de Da Vinci. La noción de que se trata de un autorretrato es algo que da vueltas desde hace tiempo y que divide a los eruditos. Abundan las teorías. Hay quienes dicen que a Da Vinci le gustaban las bromas y los misterios y que tal vez por eso ocultó su identidad detrás de la misteriosa sonrisa; otros afirman que Da Vinci era un homosexual y que pintó a un amante andrógino, con aspecto de mujer. Algunos colocaron un análisis digital de un autorretrato de Da Vinci sobre la Mona Lisa y dicen que los rasgos faciales encajan a la perfección. Vezzosi cree que será difícil confirmar la identidad de Da Vinci mediante análisis de ADN pues no se sabe de ningún descendiente directo del artista ni se conocen tumbas de familiares directos. Gruppioni aduce que el ADN de los huesos se puede comparar con muestras halladas en otros sitios, incluidos los cuadros, aunque admite que eso no será fácil. Un estudio de los huesos puede ayudar a determinar si los restos son de un hombre o una mujer y si falleció a temprana edad o no. “Pero para tener certeza, hace falta el ADN”, admitió Gruppioni. Los expertos pueden buscar asimismo otros elementos que den pistas sobre la causa de la muerte.
En el mejor de los casos, si el cráneo está bien preservado, se hará una tomografía computarizada y se reconstruirá el rostro, indicó Francesco Mallegni, profesor de antropología especializado en la reconstrucción facial. Vezzosi dice que la mayoría de los expertos cree que la modelo fue la concubina del patrón del artista, el noble florentino Giuliano de Medici, o Lisa Gherardini, esposa de un rico comerciante, Francesco del Giocondo. Siempre se ha dicho que el nombre del cuadro alude a esta última, lo mismo que el nombre con que se la conoce en Italia, “La Gioconda”.

México un país sin rumbo




Séneca decía que no hay viento favorable para el que no sabe a dónde va, y yo tengo la impresión de que mucho de ese sentimiento de hartazgo e incertidumbre se debe precisamente a que no tenemos la más triste idea de a dónde vamos como país y como sociedad. Poniéndolo en términos de planeación estratégica empresarial, tengo la impresión de que México no tiene en este momento una misión definida, cuál es el propósito general o razón de ser que tenemos en el concurso de las naciones, ni tampoco hemos llegado a un acuerdo sobre nuestra visión, porque tampoco tenemos claro hacia dónde nos queremos dirigir en largo plazo, y por tanto qué deberíamos estar haciendo para conseguirlo. Hoy pareciera que somos una sociedad consumida por la inmediatez, por los problemas del día a día, y así es difícil jerarquizar la importancia de los acontecimientos cotidianos que terminan por sumirnos en ese estado de ánimo de hartazgo, angustia e incertidumbre que reportábamos aquí hace apenas unos meses. El ánimo no podría ser otro porque los problemas que estamos viviendo son muy serios, pero también abona al hartazgo escuchar una y otra vez hablar de lo que hemos dejado de hacer, lo que está mal, lo que no funciona, sin que intervenga nunca una frase propositiva de hacia dónde tenemos que remar y para qué. En la encuesta que presentamos hoy, le preguntamos a los entrevistados su opinión sobre qué posición ocupa México respecto a otros países en nueve materias básicas: industria, turismo, agricultura y ganadería, desarrollo tecnológico, investigación científica, medicina, medio ambiente y ecología, deportes, arte y cultura. Encontramos que cuatro de cada diez entrevistados ubicaron como fortalezas de México la medicina, el turismo, el arte y la cultura, pero aun en estas materias que son las que mejores promedios obtuvieron, la mayoría se inclinó por calificarlas por debajo de siete en una escala de diez puntos, superando apenas el 6.5 de calificación promedio. En el extremo contrario, los promedios más bajos los obtuvieron las materias de investigación científica, la preservación del medio ambiente y lo que tiene que ver con el deporte, pero la distancia de los promedios alcanzados en estas materias no es mucha respecto a los que obtuvieron las mejor calificadas. Los datos de la encuesta evidencian cómo los mexicanos como sociedad no tenemos claro cuáles son nuestras fortalezas y tampoco somos capaces de señalar contundentemente en dónde están nuestras debilidades. Cada uno percibe desventajas y oportunidades desde su visión particular, sin que hayamos podido construir un esquema general que nos describa como país. Si quienes hoy dirigen este barco llamado México entendieran la importancia de la afirmación de Séneca, dedicarían tiempo, dinero y esfuerzo en definir y difundir una propuesta coherente y creíble para nuestra misión como país, y a partir de ella se podría aspirar a construir una visión que como sociedad nos haga salir de este letargo en el que parece que estamos irremediablemente sumergidos. No se trata simplemente de no hablar de los problemas que tenemos para no demeritar la imagen del país, como una y otra vez ha insistido el Presidente Felipe Calderón, porque ni el sol se tapa con un dedo, ni el silencio puede ser el remedio para el hartazgo. Se trata de levantar la mira, de fijar rumbo. Parafraseando el slogan de campaña de Felipe González, aquí nos está haciendo falta pensar México en positivo.
Via:elpais