domingo, 19 de septiembre de 2010

Mordeduras ocasionadas por ratas y ratones

Epidemiología. Las ratas y ratones transmiten varios agentes infecciosos que tienen un enorme impacto en salud pública. Este tipo de mordedura es subnotificada; estimaciones del CDC de Atlanta, proyectan en grandes áreas urbanas una frecuencia de 10 personas mordidas al año por cada 100.000 habitantes, por lo que se debería esperar encontrar en ese país entre 3.000 a 4.000 mordeduras anuales, lo que en términos numéricos es de gran impacto. Son factores de riesgo para este tipo de accidente las condiciones de extrema pobreza y la corta edad, es más frecuente en niños bajo 5 años de edad, los que generalmente son mordidos mientras duermen en la noche; en estas circunstancias las mordeduras se ubican por lo general en cara y brazos.
Microbiología. La infección secundaria a estas mordeduras es inhabitual. La incidencia encontrada en un estudio prospectivo realizado en 50 pacientes fue de 2%; el agente aislado en 43% de los casos fue Staphylococcus epidermidis, también se encontraron Bacillus subtilis, bacilos difteroides y Streptococcusa-hemolítico, sin clara trascendencia clínica.
Manejo. El cuidado de la herida consiste en aseo e irrigación con solución salina fisiológica estéril, no se recomienda la antibioprofilaxis por la baja incidencia de infección.
Infección por hantavirus. La presencia de ratones colilargo, Oligoryzomys longicaudatus, y Rattusnorvegicus en ambientes peridomiciliarios, obliga a tener en consideración la posible transmisión de hantavirus o virus Seoul, en las áreas geográficas en que han sido descritas estas enfermedades en humanos.
Fiebre por mordedura de ratas. Cerca de 50 a 100% de las ratas salvajes y 10 a 100% de las ratas de laboratorio portan en la nasofaringe Streptobacillus moniliformis, bacilo gramnegativo pleomórfico que requiere de condiciones de microaerofilia y medios especiales para su desarrollo. Este agente puede encontrarse en los dientes y encías de las ratas y es excretado por la orina. Alrededor de 25% de las ratas porta Spirillum minus, hecho predominante en ratas de Asia y África, en conjuntivas, secreciones corporales y sangre. Ambos agentes están asociados a la fiebre por mordedura de rata. Cerca de 50% de los casos reportados en E.U.A. ocurre en personal de laboratorio y la otra mitad en niños bajo 12 años de edad.
La fiebre por mordedura de rata se caracteriza por la presencia de fiebre de carácter recurrente acompañada de calofríos, exantema máculo-papular ubicado en extremidades, palma y plantas y poliartralgia de tipo migratoria descrita en 50% de los casos. La herida generalmente está sana al momento de iniciarse el cuadro febril. El período de incubación varía entre 3 días y 3 semanas. Son complicaciones la neumonía, miocarditis y abscesos en diferentes localizaciones, endocarditis (con mayor frecuencia en pacientes con valvulopatías), puede haber parotiditis, y artritis que lleve al daño permanente de la articulación comprometida. Un 13% de los casos no tratados ha tenido curso fatal, aunque la mayoría se resuelve espontáneamente en dos semanas. La forma espirilar de esta enfermedad (S. minus) se caracteriza por un tener un período de mejoría aparente de la herida, seguido de ulceración, adenopatías regionales, exantema y artritis (ocasional).
La ingestión de alimentos, agua o leche contaminada con S. moniliformis produce la llamada fiebre de Haverhill, que se presenta generalmente como brote epidémico y se manifiesta por la presencia de exantema y artritis.
Se previene la fiebre por mordedura de rata mediante el aseo de la herida con un desinfectante apenas se ha producido el accidente. El tratamiento de elección es bencilpenicilina administrada durante 7 días, seguida de tratamiento oral por 7 a 21 días, dependiendo de la evolución; en algunos casos se ha descrito resistencia a penicilina. En caso de alergia a penicilina puede usarse tetraciclina; existe una limitada experiencia con el uso de eritromicina, clindamicina y ceftriaxona.
Ante la presencia de casos con fiebre y exantema, es muy importante la obtención del dato de tenencia de mascotas y/o de mordedura, con lo que se puede hacer un adecuado diagnóstico y tratamiento.
El riego de transmisión de rabia es bajo, por lo que no es necesario indicar PPE anti-rábica. Debe revisarse la inmunización anti-tetánica y administrarse un refuerzo en caso necesario.