jueves, 8 de mayo de 2008

Fobia a la fiebre


La mayoría de padres tienen ideas erróneas sobre la fiebre de sus hijos y tratan en exceso los casos leves, muestra un estudio del Centro infantil Johns Hopkins.
La etnia de los padres podría también tener que ver en cómo ven y tratan la fiebre, añadieron los investigadores.

Para todo padre preocuparse cuando un hijo tiene fiebre y querer curarlo es una respuesta natural, así que todos los pediatras deberían hablar sobre la fiebre con los padres cada vez que llevan a un niño enfermo al consultorio, ya que debemos recordar a los padres que no todas las fiebres son peligrosas, que la fiebre es una señal del aumento de las defensas del cuerpo que luchan contra la infección y que los medicamentos para reducir la fiebre conllevan sus propios riesgos.

Los investigadores que entrevistaron a casi 500 padres que acudían a clínicas pediátricas de Hopkins encontraron que, independientemente de la etnia, tendían a tratar la fiebre en exceso e informaban administrar a sus hijos acetaminofén e ibuprofeno más frecuentemente de lo recomendado. Sin embargo, el tipo de receta y tratamientos para la fiebre variaban un poco según el grupo étnico.

Los padres hispanos tenían la mayor "fobia a la fiebre", pues eran 1.5 veces más propensos que los blancos y los negros a pensar que la fiebre podía causar muerte y daño cerebral. El daño cerebral sólo ocurre en fiebres mayores a 107 °F (41.7 °C), que son bastante poco comunes, afirmaron los investigadores.

Los padres hispanos eran 94 por ciento menos propensos que los negros y blancos a considerar las temperaturas entre los 97 y 100.3 grados Fahrenheit (36 y 38 grados Celsius) como normales. Cualquier temperatura por encima de 100.4 grados Fahrenheit (38 grados Celsius) se considera como fiebre.

Los negros eran el doble de propensos que los hispanos y blancos a administrar ibuprofeno a sus hijos con mayor frecuencia que la dosis única cada seis a ocho horas recomendada.

Tratar la fiebre apropiadamente es importante, señaló el Dr. Crocetti, porque fomenta la somnolencia, la fatiga y la irritabilidad. Entre las cosas importantes que hay que recordar se encuentran:

El acetaminofén se debe administrar cada cuatro a seis horas sin dar más de cinco dosis en 24 horas.
El ibuprofeno se debe administrar cada seis a ocho horas sin dar más de cuatro dosis en 24 horas. Nunca administrar ibuprofeno a niños menores de seis meses.
No administre medicamentos contra la fiebre a niños menores de tres meses sin consultar al médico.
Nunca dé aspirina a un niño.
Más preocupante que la fiebre sola son los síntomas como la deshidratación (caracterizada por menos de tres pañales mojados en 24 horas), la fiebre que dura más de cinco días y un bebé que no se despierta para comer.

Artículo por HealthDay

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