miércoles, 14 de mayo de 2008

Colon irritable en adolescentes mejora con antidepresivos


El tratamiento con el antidepresivo amitriptilina reduce los síntomas y mejora la calidad de vida en adolescentes con síndrome de colon irritable (SCI), sugirió un pequeño estudio.

Las personas con SCI sufren molestias, calambres, diarrea o constipación crónicos. Las causas del SCI se desconocen y aún se cuestiona si se debe a factores psicológicos, gatillos biológicos o, quizás, una combinación de ambos.

Mientras que la ciencia demostró que la amitriptilina es efectiva para adultos con SCI, en los niños sólo se ha estudiado el uso del aceite de menta a doble ciego y en estudios contra placebo. Como publicó The Journal of Pediatrics, el equipo dirigido por Bahar evaluó los resultados en 33 pacientes, que al azar recibieron amitriptilina o un placebo. Los participantes tenían entre 12 y 18 años; la cohorte incluyó a 24 mujeres.

El estudio, que duró 13 semanas, incluyó una fase de 2 semanas de medición de los síntomas, 8 semanas de tratamiento y una fase de 3 semanas de depuración.
Comparado con el grupo con el placebo, los adolescentes tratados con amitriptilina fueron más propensos a mejorar la calidad de vida durante el estudio.

La terapia con amitriptilina también estuvo relacionada con una disminución significativa de la diarrea y el dolor por SCI.
Según Bahar, la cohorte fue pequeña porque los padres y los tutores de muchos pacientes potenciales rechazaron la participación debido a estudios recientes que relacionaron el uso pediátrico de antidepresivos con el suicidio.

De todos modos, destacó, la dosis de amitriptilina utilizada en el estudio estuvo muy por debajo de la que se suele usar para tratar la depresión.

"A partir de estos resultados, los nuevos estudios deberían concentrarse en el uso adecuado de la amitriptilina y otros analgésicos para el dolor crónico en niños con trastornos de la función gastrointestinal para complementar la terapia biopsicosocial y antibiótica en esos pacientes", sostuvo el equipo.

FUENTE: The Journal of Pediatrics, mayo del 2008.

Via:Reuters Health

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