jueves, 21 de febrero de 2008

En estado crítico de desnutrición, 25 millones de mexicanos: UNAM


El 40 por ciento de la población mexicana vive con desnutrición o con algún grado de deterioro alimentario; de ellos, 25 millones están en condiciones críticas, aseveró el académico del Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la UNAM, Felipe Torres Torres.

En los últimos 40 años el poder adquisitivo de las familias se deterioró cerca de 70 por ciento, mientras que la canasta básica se encareció hasta tres salarios mínimos a lo largo de ese periodo, afirmó.

Además, las características de sus productos se han ido restringiendo. Antes, señaló, se conformaba de carne, huevo, leche, granos, frutas y verduras; ahora se ha estrechado cada vez a menos satisfactores, en su mayoría de baja calidad.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), 13 millones 933 mil personas ganan de uno a dos salarios mínimos, es decir el 32.5 por ciento de la Población Económicamente Activa, divididos de la siguiente forma: cinco millones 273 mil trabajadores perciben hasta un salario mínimo y ocho millones 660 mil de uno a dos diarios.

Ello significa que una familia de alrededor de cinco miembros debe disponer de tres salarios mínimos para satisfacer esa canasta, cuyos componentes, además, no son óptimos. Incluso, dijo, ha debido reducir cantidades por el incremento de precios.

El caso de la tortilla es emblemático: en 2007 el precio del producto se incrementó en más de 20 por ciento y existe la amenaza de que aumente todavía más. La población tiene problemas en términos de su ingesta, advirtió.

Por lo menos la mitad de mexicanos se encuentra en riesgo alimentario por carencias en el ingreso, que generan subconsumo y niveles de desnutrición aguda. Aunque también hay peligros para la salud por una dieta empobrecida y desbalanceada, con la proliferación de enfermedades que causan mayores gastos, aseguró.

Junto con este fenómeno también empeoran los niveles educativos, de oportunidades y de bienestar de la colectividad, y se llega a situaciones límite, como el que México ocupe uno de los primeros lugares en obesidad en el mundo. Ello está asociado a las condiciones de deterioro de la alimentación, indicó.

La población no “está gorda en términos de bienestar”, sino como incremento del tejido adiposo. Ello ha llevado al repunte de enfermedades que antes no estaban presentes como problemas de salud pública en México, entre ellas la diabetes, recordó Torres.

El costo en términos del presupuesto médico es “considerable”. Mantener un diabético en los sistemas de salud resulta mucho más oneroso que si esos gastos se pudieran destinar a un programa de mejoramiento de las condiciones alimentarias.

Una proyección de las necesidades hacia el año 2020 requeriría de por lo menos 25 por ciento más de alimentos. La meta no está en condiciones de cumplir con el actual esquema: no por falta de espacio, infraestructura o soporte humano, sino de competitividad ante los costos y precios internacionales, y porque la política sectorial insiste en una estrategia exportadora que no compensa con divisas las necesidades internas de granos, oleaginosas, leche y carne, concluyó.

Diario La Razón

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