Son conocidos los casos de 'dopaje' entre algunos deportistas y entusiastas del cuerpo. Utilizan determinadas sustancias, los famosos esteroides, con el objetivo de aumentar la masa muscular, la fuerza y el rendimiento. Sin embargo, su consumo, especialmente en dosis altas, a largo plazo y sin un control médico adecuado, puede conllevar importantes consecuencias para la salud.
Este es el caso de un joven culturista de 21 años que acudió al Hospital Universitario de Düsseldorf (Alemania) con síntomas de fiebre. Tenía úlceras profundas, pústulas y abscesos en la zona del pecho. Además, presentaba los testículos contraídos y un daño sustancial en la concentración del esperma. Al parecer, el paciente ingería 250 miligramos de testosterona enantate y 30 miligramos de metandienona dos veces por semana.
Así lo describe un artículo publicado esta semana en la revista 'The Lancet'. Su autor, Arne Gerber, especialista del departamento de Dermatología del hospital alemán, asegura que "las lesiones de la piel mejoraron rápidamente después de interrumpir la ingestión de esteroides y, por supuesto, de seguir un tratamiento específico basado en un antibiótico y un antiséptico". Sin embargo, "las cicatrices que este paciente tiene en todo el pecho probablemente permanezcan el resto de su vida", añade.
Se le diagnosticó acné conglobata, producido por los esteroides anabolizantes. Se trata de una forma de acné grave que se da en la zona alta del pecho y la espalda y, en ocasiones, también en la cara. Además de aparecer lesiones cutáneas propias del acné grave (quistes con abscesos, forúnculos profundos con ulceración, etcétera), "puede causar fiebre y malestar general e incluso evolucionar a lo que se denomia 'acné fulminans', que si no se trata a tiempo, puede derivar en fallecimiento". "Aunque no tan aparatoso, en ocasiones, vemos en la consulta casos de acné en jóvenes deportistas con hipermusculación, trastornos menstruales y acné en mujeres con importante masa muscular",
El uso médico de la testosterona
Por sus acciones androgénicas, la testosterona (hormona sexual masculina prototipo de los esteroides anabolizantes) promueve el desarrollo de los caracteres sexuales masculinos y regula la espermatogénesis. Los médicos la indican en los casos en los que la persona no posee suficiente hormona natural.
Por sus efectos anabolizantes o, lo que es lo mismo, por su capacidad para aumentar la masa muscular, se utiliza en los pacientes con desnutrición severa y en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer y anemias.Pero el abuso de esteroides anabolizantes (hormonas sexuales, corticoides, colesterol, ácidos biliares...) va más allá del uso médico de la testosterona y puede producir importantes efectos adversos como ictericia (pigmentación amarillenta de la piel, los tejidos y los fluidos corporales), "hipertensión arterial, arritmias y fallo cardiaco, deterioro hepático, aumento de colesterol, atrofia testicular, pubertad precoz, depresión y cambios de comportamiento".
"Cuando el empleo de anabolizantes se prolonga en el tiempo se daña el hígado hasta llegar, incluso, a la cirrosis hepática", "se presentan manifestaciones en la piel propias de una insuficiencia hepática, como alteraciones en las uñas, ictericia (piel amarilla), xantomas (depósitos de grasa en la piel), entre otras", añade.
Efectos de los esteroides anabolizantes en la piel
El abuso de los esteroides anabolizantes también aumenta la secreción de las glándulas sebáceas (que se encuentran mayoritariamente en la cara, la zona superior del tronco, los hombros y la zona superior de espalda) y su tamaño. "Esto se traduce en problemas de piel grasa y acné, que en casos severos puede evolucionar a un acné conglobata como el del caso clínico [recogido en 'The Lancet'] e incluso un acné fulminans". "El acné aparece en el 45% de los que abusan de esteroides anabolizantes-androgénicos, por lo que es un signo que debemos tener en cuenta en los pacientes deportistas".
Además de los casos grave de acné, a nivel dermatológico, por el abuso de la testosterona se han descrito numerosos casos de alopecia, exceso de pelo en sitio inadecuados (hirsutismo), estrías...
Desde los antiguos Juegos Olímpicos de Grecia, ya se empleaban de forma habitual para mejorar las marcas deportivas. Los países del Este los utilizaron de forma masiva en los años 60-70, hasta que en 1974 fueron prohibidos. "En aquella época era frecuente ver en la consulta culturistas jóvenes calvos",
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