NUEVA YORK (Reuters Health) - Participar en un programa de cuidado infantil elevaría la probabilidad de que un niño llegue obeso al primer día del jardín de infancia o "kínder", publicó un equipo en la revista Pediatrics.
El artículo indicó también que el tipo de cuidado hace la diferencia.
Por ejemplo, los niños que quedan a cuidado de un familiar, un amigo o un vecino aunque sea ocasionalmente en su hogar son más propensos a ser obesos que los que quedan en un centro de cuidados diurno.
Aunque los niños latinos son la excepción.
Si bien tienen más riesgo de obesidad que los chicos de otras etnias, son menos propensos a tener sobrepeso cuando concurren a un programa de cuidados que cuando se quedan una semana en casa con los padres.
El estudio, dirigido por la doctora Erin J. Maher, de Casey Family Programs, en Seattle, incluyó a unos 16.000 niños de primer año del kínder, que habían y no habían recibido cuidado infantil, es decir, por lo menos 10 horas semanales a cuidado de un tercero que no era alguno de sus padres.
El cuidado infantil se dividió en cuatro tipos:
* pago o gratuito, a cargo de un familiar, un amigo o un vecino, al menos de manera ocasional en el hogar del niño;
* pago, a cargo de un amigo o vecino fuera del hogar del niño;
* programa Head Start;
* en un centro de cuidado diurno de niños, una guardería o un pre-jardín de infantes.
Se consideró obeso a un niño si su peso estaba en el percentilo 95 o más para su altura.
En general, los niños que habían recibido algún tipo de cuidado infantil eran más propensos a ser obesos que aquellos que no lo habían recibido.
De entre los cuatro tipos de cuidados, el realizado por un familiar, un amigo o un vecino era el que más asociación mostró con la obesidad. Al comparar los grupos étnicos, los niños blancos eran menos propensos a ser obesos y los latinos, los más proclives a serlo.
"Nuestro estudio destaca la necesidad de comprender mejor cómo características específicas del entorno del cuidado de los niños promueven o previenen la aparición de la obesidad", concluyó el equipo.
"Comprender esto puede, luego, dar lugar a intervenciones orientadas a los niños y las familias en el ambiente de esos cuidados", agregaron los autores.
FUENTE: Pediatrics, agosto del 2008
El artículo indicó también que el tipo de cuidado hace la diferencia.
Por ejemplo, los niños que quedan a cuidado de un familiar, un amigo o un vecino aunque sea ocasionalmente en su hogar son más propensos a ser obesos que los que quedan en un centro de cuidados diurno.
Aunque los niños latinos son la excepción.
Si bien tienen más riesgo de obesidad que los chicos de otras etnias, son menos propensos a tener sobrepeso cuando concurren a un programa de cuidados que cuando se quedan una semana en casa con los padres.
El estudio, dirigido por la doctora Erin J. Maher, de Casey Family Programs, en Seattle, incluyó a unos 16.000 niños de primer año del kínder, que habían y no habían recibido cuidado infantil, es decir, por lo menos 10 horas semanales a cuidado de un tercero que no era alguno de sus padres.
El cuidado infantil se dividió en cuatro tipos:
* pago o gratuito, a cargo de un familiar, un amigo o un vecino, al menos de manera ocasional en el hogar del niño;
* pago, a cargo de un amigo o vecino fuera del hogar del niño;
* programa Head Start;
* en un centro de cuidado diurno de niños, una guardería o un pre-jardín de infantes.
Se consideró obeso a un niño si su peso estaba en el percentilo 95 o más para su altura.
En general, los niños que habían recibido algún tipo de cuidado infantil eran más propensos a ser obesos que aquellos que no lo habían recibido.
De entre los cuatro tipos de cuidados, el realizado por un familiar, un amigo o un vecino era el que más asociación mostró con la obesidad. Al comparar los grupos étnicos, los niños blancos eran menos propensos a ser obesos y los latinos, los más proclives a serlo.
"Nuestro estudio destaca la necesidad de comprender mejor cómo características específicas del entorno del cuidado de los niños promueven o previenen la aparición de la obesidad", concluyó el equipo.
"Comprender esto puede, luego, dar lugar a intervenciones orientadas a los niños y las familias en el ambiente de esos cuidados", agregaron los autores.
FUENTE: Pediatrics, agosto del 2008
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