Para muchos, el Equinoccio de primavera, a través de los siglos, sigue siendo un día de júbilo porque indica el inicio de un ciclo, tal vez, más próspero.
Antes era la representación de un clima benigno para la agricultura y la reproducción de los animales (factores claves para la supervivencia). Ahora ha quedado como el aviso de días soleados, pero primordialmente sigue siendo un ritual que muchos disfrutan, para "cargarse de energía".
Se colocan con los brazos abiertos hacia el cielo, se visten de blanco, y miran hacia arriba como invocando al Astro Rey; si están en un lugar místico, mejor. Esperan que la energía y el calor del Sol penetren su cuerpo dándoles energía que los acompañe el resto del año.El vestirse de blanco alude a la asociación de este color con la pureza, objetivo que se busca con el inicio de una nueva etapa. En contra de ésto, el blanco es un color que refleja la luz haciendo que el cuerpo esté fresco, lo cual contradice a lo que se busca: atraer al Sol.
En el marco del folclor popular, de supersticiones y creencias mexicanas, se dice que la energía se atrae mejor estando en la cúspide de una pirámide, pero esto es sólo eso, un mito.
Acudir a una zona arqueológica puede ser una salida divertida, aunque un poco cansada por la derrama de vacacionistas y creyentes en estos ritos.
El ritual no tiene que ser en una pirámide o en lo alto de algún edificio, se puede recibir al sol en el jardín de la casa, en la calle, donde sea. Estar unos tres minutos es suficiente, ésto para recibir los rayos solares sin que dañen la piel y los ojos.
Como en este 2008 la primavera entrará de noche, el ritual puede hacerse al día siguiente, cuando la estación estará ya en plenitud.
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