Los suicidios entre niños de EE. UU. parecen estar en aumento tras una reducción de quince años. La tendencia podría deberse parcialmente a que menos niños reciben recetas de antidepresivos, según sugiere un estudio reciente. Los investigadores pensaban que un pico en los suicidios juveniles en 2004 podría haber sido una anomalía. Pero el nuevo estudio encontró que el aumento en los suicidios continuó durante 2005. Al evaluar las tendencias al suicidio entre los niños durante un periodo de quince años, Jeff Bridge, del Hospital nacional infantil de Columbus, Ohio, encontró que los índices de suicidio entre jóvenes entre diez y 19 años eran mayores en 2004 y 2005 que los que cabía esperar según las tendencias en los índices de suicidio de 1996 a 2003. "Esto es significativo porque los índices de suicidio pediátrico en los EE. UU. habían estado en reducción constante durante una década hasta 2004, cuando el índice de suicidio entre los jóvenes de EE. UU. menores de 20 años aumentó en 18 por ciento, el aumento más alto en un solo año en los últimos quince años", apuntó Bridge, investigador del centro de innovación en la práctica pediátrica. "Ahora debemos considerar la posibilidad de que este aumento sea un indicador de una crisis de salud pública emergente. El próximo paso importante es realizar estudios para identificar factores causales", añadió. Bridge, cuyos hallazgos aparecen en la edición del 3 de septiembre de la revista Journal of the American Medical Association, señaló que varios factores podrían estar contribuyendo al aumento en suicidios entre los jóvenes. Estos incluyen la influencia de los sitios de contactos sociales de Internet; un aumento en el índice de suicidio entre las tropas de EE. UU. que regresan de Irak y Afganistán; y mayores tasas de depresión no tratada o subdiagnosticada. Una explicación posible para el aumento podría ser que el uso de antidepresivos entre los niños ha sido tema de intensa controversia en años recientes, provocando que médicos y padres se muestren renuentes a usarlos. En octubre de 2003, la U.S. Food and Drug Administration lanzó una advertencia sanitaria pública sobre un mayor riesgo de intentos de suicidio o conductas relacionadas con el suicidio entre los niños y adolescentes que tomaban antidepresivos que se conocen como ISRS o inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina. Un año después, la FDA ordenó a los fabricantes de esos medicamentos revisar su etiqueta para incluir una advertencia de "recuadro negro". La advertencia alerta a los proveedores de atención de salud sobre el aumento en el riesgo de suicidio y pensamientos suicidas en niños y adolescentes. Esta advertencia podría haber tenido un efecto desalentador en el uso de los niños de estos fármacos. Un estudio reciente encontró que el número de niños de EE. UU. a quienes se recetan antidepresivos ha disminuido desde las advertencias. Esa tendencia podría ser preocupante si significa que los pacientes jóvenes que podrían beneficiarse de un ISRS no lo están recibiendo, han señalado algunos expertos.
En un estudio anterior, Bridge encontró que tratar a los niños con antidepresivos era beneficioso. "Nuestro estudio muestra que, al menos a corto plazo, los beneficios del tratamiento parecen superar los riesgos", apuntó. Diana Zuckerman, presidenta del National Research Center for Women & Families, estuvo de acuerdo en que el aumento en los suicidios en adolescentes es ahora una tendencia, pero que sus motivos son multifacéticos. Entre los adolescentes mayores, el aumento podría deberse, en parte, a una económica debilitada. "Cuando la economía anda mal y es más difícil encontrar trabajo, es un tiempo difícil para los jóvenes que intentan conseguir empleo". También es más difícil entrar a la universidad y costeársela,"Estos son factores estresantes para los jóvenes que van a entrar en la universidad". Zuckerman también opina que la depresión sin tratar podría tener que ver en el aumento en el índice de suicidios. Pero en general, cree que los niños están más aislados que nunca antes, incluso de sus familias. "Los niños y los miembros de la familia pasan cada vez más tiempo separados", advirtió. "Separado podría significar estar frente a la computadora. Los niños y sus familias no ven televisión juntos, no comen juntos, no conversan tanto como antes". "Hay muchos datos que muestran que cuando las familias no comen juntas, los niños tienen problemas. Y los problemas pueden ser uso de alcohol y otras drogas, sexo y suicidio", señaló. "Los padres necesitan participar más en el proceso de toma de decisiones sobre lo que sus hijos hacen".
Via: medlineplus
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