Por primera vez en 183 años el Presidente de la República enmudece, ni Informe de Gobierno y frente a sí, la turbulencia del rechazo y la exigencia de que cambie de gabinete.La marcha "Iluminemos México", que prácticamente cubrió al país, marcó el parteaguas que evidencia que la hora del cambio ha llegado, y si el presidente Felipe Calderón no los lleva a cabo en su gabinete, se quedará totalmente solo, ya que llama poderosamente la atención que la ultraderecha haya sido la que encabezó esa manifestación de rechazo a la inseguridad, por lo que el Ejecutivo llega a su II Informe en condiciones sumamente delicadas y con una serie de "spots" sobre sus "logros" de gobierno que no han tenido ningún efecto y sí, en cambio, han sido objeto de duras críticas.Resulta obvio que aunque ayer se reuniera con los organizadores de esta marcha para acordar la creación del Instituto Ciudadano de Prevención Social del Delito, Calderón no puede seguir gobernando con resabios del foxismo ni de otras administraciones. Por eso no son pocos los que se preguntan: ¿qué tan "oportuna" resultó la fractura que sufrió el Presidente haciendo ejercicio en su bicicleta, para así cancelar la ceremonia de informe que desde Los Pinos se había diseñado para hoy en Palacio Nacional?
Lo cierto es que la movilización de hace dos días generó un amplio respaldo ciudadano contra uno de los delitos más dolorosos que existen. La exigencia de soluciones y el reclamo al Gobierno, sin embargo, ofrecieron el fin de semana la peculiar imagen de un ordenado frente que incluyó inocultablemente a los beneficiarios del sistema haciendo pensar en la sucesión de marchas que todavía faltan, quedando para el final, en el imaginario político, la de los militares motivada por el descrédito frente a la lucha contra el crimen organizado y el ¿descuido? presupuestal en que se les mantiene."Iluminemos México" constituyó una exigencia de solidaridad contra el delito que les afecta. No hubo -absurdo fuera- reclamo alguno contra la escalada de precios; la solidaridad no alcanzó tampoco las altas tarifas de los servicios públicos, ni a los reducidos salarios.
Así, vale preguntarse: ¿qué sector de la población realmente apoya hoy al presidente Calderón? ¿Hasta dónde puede llegar el apoyo de las Fuerzas Armadas a un Gobierno que luego de dos años ha evidenciado que se equivocó al iniciar una lucha contra el crimen organizado sin contar con estrategia alguna? Las respuestas son nulas pero las acusaciones son muchas y muy graves, como las que aparecen en las "narcomantas" que se pueden ver en varios estados, haciendo pensar en una organización lo suficientemente cohesionada, dispersa y disciplinada como para efectuar esa tarea con total impunidad y sin ser molestada por autoridad alguna.
Hasta ahora la oposición no ha dejado de señalar los errores y desaciertos de la actual administración, haciendo ver los riesgos en que se coloca a la sociedad entera si el Gobierno no adopta los cambios capitales que de él se espera. Tanto Porfirio Muñoz Ledo, del Frente Amplio Progresista, como el senador Manlio Fabio Beltrones, presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara alta, han desnudado la falta de consistencia del Ejecutivo federal y sugerido salidas formales que garanticen un tránsito democrático y ordenado hacia el 2012, para que no se debilite la estructura del Estado en estos momentos difíciles.
Calderón, sin embargo, parece seguir prefiriendo el manejo público mediático de gobernar con decisiones efectistas aunque sin resultado alguno, o mediante reuniones sociales como la que originó el Acuerdo Nacional por la Seguridad, Justicia y la Legalidad, como si las 75 tareas señaladas en dicho acuerdo no estuvieran entre las obligaciones adoptadas por las autoridades firmantes al asumir su cargo.
Via: http: editoriales
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