miércoles, 19 de diciembre de 2007

Sicko: Enfermos y desvalidos en el primer mundo


Es probable que Sicko, la nueva cinta de Michael Moore no sea tan espectacular como Masacre en Columbine, sin embargo, es sumamente emotiva: mucho lloradero justificado y mucha sátira política capaz de alimentar cualquier sentimiento antineoliberal.

Sicko gira en torno a la industria médica de Estados Unidos, que, en lugar de ayudar al pueblo estadounidense, se dedica a hacer enormes cantidades de dinero a expensas de la salud y la vida de los enfermos. Y es que resulta que el sistema médico es tan caro que para poder acceder a él, se necesita forzosamente poseer un seguro médico.

Si uno no puede pagarlo, pues está en serios problemas. Pero todo fuera como eso: resulta que los seguros se las ingenian para encontrar una serie de detalles, o excusas, para no tener que pagar procedimientos y operaciones costosas.

Dichos rechazos llevan, en muchas ocasiones, a la muerte, pero eso es un por un lado, pues por el otro, rechazar pacientes se traduce en bonificaciones para los empleados de las compañías aseguradoras.

Así pues, Moore expone diversos casos en los que los seguros han puesto en peligro la vida de muchísimos estadunidenses —varios testimonios pueden ser leídos en www.Sicko-themovie.com, quienes, desprotegidos, se ven imposibilitados para pagar por su salud.

Moore también presenta testimonios de personas que trabajaron para compañías aseguradoras, quienes exponen las políticas de dichas compañías, a su vez, arremete en contra de diversos políticos que, bajo la excusa de que un sistema de salud gratuito es comunista, permiten que este sistema exista.

Para redondear su punto, Moore —menos protagonista que antes— explora los sistemas de salud de Inglaterra, Francia, Canadá y Cuba; a este último, Moore lleva a un grupo de rescatistas voluntarios del 11 de septiembre, quienes se encuentran desprotegidos por sus seguros, ya que, ayudar en la catástrofe no era su trabajo.

¿Moore alaba a Fidel? No tanto así, pero al menos, con todo y su dictador, esta pequeña isla que no cuenta para nada con la riqueza de Estados Unidos, es capaz de dar asistencia médica, y buena, por precios irrisorios.

En fin, una dura crítica al gobierno estadunidense que ayudará, posiblemente, a poner más atención a nuestra administración pública, es decir, nos quejamos del IMSS e ISSSTE, pero ¿privatizar es la opción?

Después de ver a Moore, la respuesta es un “No”, contundente.

fausto ponce de la revista Proceso

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