Hace algún tiempo que las láminas con las manchas de tinta del famoso test de Rorschach se han publicado en la célebre enciclopedia virtual Wikipedia, siendo accesibles para todos los internautas (el copyright que pesaba sobre el material expiró y se convirtió en dominio público). Esto molestó a algunos psicoterapeutas, pero las protestas se han alzado masivamente cuando un contribuyente desinteresado al proyecto Wikipedia, el Dr. James Heilman, publicó también en la misma página las respuestas más comunes a cada lámina. ¿Tenéis curiosidad? Bien, gracias a esta aportación podemos saber, por ejemplo, que en la lámina 2 la mayoría de las personas ve dos figuras humanas, o que en la lámina 8 es habitual reconocer las siluetas de dos "animales rosas". ¿Alguien lo habría imaginado si no nos lo dicen antes? Ciertamente no parece un dato como para escandalizarse.
A pesar de lo poco sorprendente de esta nueva información, un reciente artículo en The New York Times ha llevado a la palestra la protesta enérgica de los profesionales por la publicación de estos conocimientos, encendiendo todavía más la polémica (ojo, que ya tenemos reacciones en la red, como ésta y esta otra). Según el autor de la columna de The New York Times, de cuya parte dicen estar un buen número de psicólogos y psicoanalistas en EEUU, publicar estas "respuestas más comunes" equivale a dar todas las pistas para hacer trampas en el test. Uno de los psicoterapeutas participantes en la Wikipedia anglófona llegó a replicar que con la publicación de las láminas no se está haciendo "otra cosa que dañar la investigación científica".
Pero, ¿la están dañando realmente?
Las láminas de Rorschach, creadas hace más de 80 años por el terapeuta suizo del mismo nombre, constituyen un test de tipo proyectivo. En un post anterior se mencionó en qué consisten los tests proyectivos, cuyo trasfondo teórico está muy ligado a las teorías psicoanalíticas de Freud. En pocas palabras, en una prueba proyectiva se presenta al paciente un material ambiguo, sin una estructura evidente, como unas manchas de tinta, o una historia a medio completar, y la tarea de quien va a ser evaluado consiste en interpretar ese material de partida: buscar un significado en las manchas, completar la historia, hacer un dibujo de un objeto... En ese proceso, según el psicoanálisis, se ofrece una vía de escape muy accesible para los contenidos del inconsciente, a través de un mecanismo de defensa llamado "proyección". Esto se traduciría (según la teoría psicoanalítica) en que aquellas personas con las mismas patologías o rasgos de personalidad deberían coincidir a la hora de dar estructura a los materiales, es decir, deberían ver los mismos objetos en las manchas, contar el mismo tipo de historias, etc.
Si el propio mecanismo de proyección y la teoría psicoanalítica en general no han sido empíricamente demostrados, la validez diagnóstica de los tests proyectivos también está en entredicho, y esto es algo que se menciona en el polémico artículo de la Wikipedia. Para la ciencia, no está tan claro que se puedan diagnosticar o predecir rasgos personales a partir de la interpretación de unas manchas de tinta. Como, por otra parte, nos dicta el sentido común, ¿verdad?
Mencionaré este trabajo que tenéis disponible en la web de Scientific American Mind (Lilienfeld, Wood y Garb, 2005), en el que se documenta, entre otras cosas, cómo dos terapeutas expertos pueden llegar a diagnósticos muy diferentes a partir del examen de resultados idénticos, o cómo el test de Rorschach es incapaz de identificar un porcentaje razonable de casos de depresión y trastornos de ansiedad. También me deja atónito el resultado de un estudio (Shaffer, Erdberg y Haroian, 1999) en el que psicoterapeutas expertos, utilizando el Rorschach, llegan a la inaceptable conclusión de que 1 de cada 6 participantes en una muestra de 123 sujetos sanos es esquizofrénico (¡increíble!). Mucha más información y referencias a vuestra disposición en Lilienfeld, Wood y Garb (2000), y un análisis escéptico en esta web. Ciertamente, todo este material ya daría por sí solo para un post.
Pero no quiero dedicar el post actual a desmontar la idea (¿el mito?) de que los tests proyectivos funcionan como herramientas de diagnóstico. Me interesa reflexionar sobre qué es lo que ha molestado tanto a los psicólogos que han alzado su voz contra la publicación de datos aparentemente tan triviales en una página web. ¿Qué es lo que temen realmente? Analicemos alguno de los argumentos que se han esgrimido para denunciar con energía este "atropello".
En primer lugar, llama la atención la virulencia con la que han saltado algunos profesionales de la psicología precisamente ahora. Antes de la publicación de las láminas en Wikipedia, cualquiera que quisiera hacer trampas o engañar al psicoterapeuta tenía a su disposición docenas o cientos de libros en los que el test es despiezado al detalle. Los mismos manuales que los estudiantes de psicología utilizan en sus clases servirían a tal efecto. Basta con ir a una biblioteca o librería... ¿la diferencia evidente? El kit del test de Rorschach cuesta, en EEUU, unos 185 dólares, mientras que la Wikipedia es gratuita, accesible y masivamente visitada por millones de internautas. No me extraña que los representantes de la firma editorial que distribuye el test hayan amenazado con una denuncia a los responsables de Wikipedia, que por otra parte seguramente no prosperará. He ahí una parte del problema: se está divulgando gratuita y masivamente un conocimiento que cualquier persona interesada podía obtener sin dificultad hasta ahora... pero pasando por caja. Todo parece indicar que bajo la polémica existe una lucha por el control de la información, pero además los intereses económicos son evidentes en este asunto.
También tengo algo que comentar al respecto de esos supuestos peligros en el campo diagnóstico, es decir, la proliferación de los sujetos tramposos, por ejemplo. ¿Cómo va a confiarse en un diagnóstico o en una prueba de personalidad ahora que cualquiera puede contemplar las manchas de tinta previamente al examen? La misma persona que subió las láminas a la Wikipedia, el Dr. Heilman, da con un ejemplo equivalente, el test de Snellen, empleado en los tests de agudeza visual (por ejemplo, en los exámenes médicos y psicotécnicos). La lámina de Snellen es pública (está accesible en Wikipedia) y cualquiera podría aprenderse de memoria todas las líneas de la misma, de forma que podría trampear sus respuestas fingiendo una capacidad visual de águila. ¿Saltaron los oculistas por este despropósito? Lo desconozco, pero permitidme que lo dude. Aquí hay algún interés más.
Por cierto, no me queda claro cómo puede dañar tan gravemente al diagnóstico el mero hecho de complementar la publicación de las láminas con las respuestas más habituales a las mismas.
Existe una solución obvia. ¿Por qué no, simplemente, se crean láminas nuevas que sean inéditas? En los tests proyectivos esto es algo que no debería ser difícil, basta con inventar materiales (manchas de tinta) sin estructura unívoca y con ambigüedad suficiente. Pero los psicoterapeutas ofendidos por la publicación de las láminas y sus respuestas más comunes se cierran en banda a esta posibilidad. Arguyen que las diez láminas que componen el test actualmente (las mismas desde su invención en los años 20 del siglo pasado) cuentan con mucha investigación que las avala y un cuerpo de datos enorme para sacar conclusiones fundamentadas, y que por lo tanto no es deseable construir materiales nuevos, que necesitarían muchos años de investigación para ser utilizadas con la misma efectividad que las actuales. Dejando a un lado que esta "efectividad" es, desde el punto de vista científico y riguroso, más que dudosa (como comenté arriba), el argumento no deja de parecerme bastante pueril porque, si se aplicase en rigor, entonces no estaría justificado inventar ninguna técnica nueva en absoluto, ningún nuevo test: al fin y al cabo, nada más inventada una técnica nueva, la investigación en torno a ella será necesariamente escasa comparada con las técnicas precedentes.
Cuando he conocido esta polémica inmediatamente he recordado la reacción de las autoridades (especialmente religiosas) y de los poderosos ante adelantos indiscutibles como la imprenta. Para los iniciados en un arte cuyos conocimientos se han mantenido en el secreto de su gremio, es intolerable que quienes no son miembros del grupo tengan acceso a dichos conocimientos, y especialmente si es a cambio de nada. Salvando las distancias con este ejemplo, ¿no se ensañan los ilusionistas con quienes, desde dentro de la profesión, divulgan los trucos de magia (se dan casos de amenazas graves)? Me parece que a muchos psicólogos les interesa conservar bajo llave su "arte", como un secreto reservado a unos pocos privilegiados que harán negocio de él. Ésta es una actitud poco científica que nunca compartiremos los autores de una web divulgativa como Psicoteca.
¿De qué tienen miedo? Bien, el conocimiento profundo de una materia es la clave para comenzar a examinarla críticamente y con libertad. Será ahora, cuando la gente de a pie empieza a estar al tanto del funcionamiento deficiente de muchas técnicas calificadas de "infalibles", que entre la multitud comenzarán a alzarse espontáneamente voces críticas. Prestemos atención a quienes se muestran escépticos: ¿Acaso el emperador está desnudo y nos lo están señalando con el dedo?
Referencias
Lilienfeld, S., Wood, J., & Garb, H. (2000). The Scientific Status of Projective Techniques Psychological Science in the Public Interest, 1 (2), 27-66 DOI: 10.1111/1529-1006.002 (PDF disponible)
Lilienfeld, S. O., Wood, J. M., y Garb, H. N. (2005, Abril). What's wrong with this picture? Scientific American Mind, 80-87. (Artículo disponible aquí)
Shaffer, T., Erdberg, P., & Haroian, J. (1999). Current Nonpatient Data for the Rorschach, WAIS-R, and MMPI-2 Journal of Personality Assessment, 73 (2), 305-316 DOI: 10.1207/S15327752JPA7302_8
Via:psicoteca
Crédito de las imagenes: Wikimedia Commons
Pero, ¿la están dañando realmente?
Las láminas de Rorschach, creadas hace más de 80 años por el terapeuta suizo del mismo nombre, constituyen un test de tipo proyectivo. En un post anterior se mencionó en qué consisten los tests proyectivos, cuyo trasfondo teórico está muy ligado a las teorías psicoanalíticas de Freud. En pocas palabras, en una prueba proyectiva se presenta al paciente un material ambiguo, sin una estructura evidente, como unas manchas de tinta, o una historia a medio completar, y la tarea de quien va a ser evaluado consiste en interpretar ese material de partida: buscar un significado en las manchas, completar la historia, hacer un dibujo de un objeto... En ese proceso, según el psicoanálisis, se ofrece una vía de escape muy accesible para los contenidos del inconsciente, a través de un mecanismo de defensa llamado "proyección". Esto se traduciría (según la teoría psicoanalítica) en que aquellas personas con las mismas patologías o rasgos de personalidad deberían coincidir a la hora de dar estructura a los materiales, es decir, deberían ver los mismos objetos en las manchas, contar el mismo tipo de historias, etc.
Si el propio mecanismo de proyección y la teoría psicoanalítica en general no han sido empíricamente demostrados, la validez diagnóstica de los tests proyectivos también está en entredicho, y esto es algo que se menciona en el polémico artículo de la Wikipedia. Para la ciencia, no está tan claro que se puedan diagnosticar o predecir rasgos personales a partir de la interpretación de unas manchas de tinta. Como, por otra parte, nos dicta el sentido común, ¿verdad?
Mencionaré este trabajo que tenéis disponible en la web de Scientific American Mind (Lilienfeld, Wood y Garb, 2005), en el que se documenta, entre otras cosas, cómo dos terapeutas expertos pueden llegar a diagnósticos muy diferentes a partir del examen de resultados idénticos, o cómo el test de Rorschach es incapaz de identificar un porcentaje razonable de casos de depresión y trastornos de ansiedad. También me deja atónito el resultado de un estudio (Shaffer, Erdberg y Haroian, 1999) en el que psicoterapeutas expertos, utilizando el Rorschach, llegan a la inaceptable conclusión de que 1 de cada 6 participantes en una muestra de 123 sujetos sanos es esquizofrénico (¡increíble!). Mucha más información y referencias a vuestra disposición en Lilienfeld, Wood y Garb (2000), y un análisis escéptico en esta web. Ciertamente, todo este material ya daría por sí solo para un post.
Pero no quiero dedicar el post actual a desmontar la idea (¿el mito?) de que los tests proyectivos funcionan como herramientas de diagnóstico. Me interesa reflexionar sobre qué es lo que ha molestado tanto a los psicólogos que han alzado su voz contra la publicación de datos aparentemente tan triviales en una página web. ¿Qué es lo que temen realmente? Analicemos alguno de los argumentos que se han esgrimido para denunciar con energía este "atropello".
En primer lugar, llama la atención la virulencia con la que han saltado algunos profesionales de la psicología precisamente ahora. Antes de la publicación de las láminas en Wikipedia, cualquiera que quisiera hacer trampas o engañar al psicoterapeuta tenía a su disposición docenas o cientos de libros en los que el test es despiezado al detalle. Los mismos manuales que los estudiantes de psicología utilizan en sus clases servirían a tal efecto. Basta con ir a una biblioteca o librería... ¿la diferencia evidente? El kit del test de Rorschach cuesta, en EEUU, unos 185 dólares, mientras que la Wikipedia es gratuita, accesible y masivamente visitada por millones de internautas. No me extraña que los representantes de la firma editorial que distribuye el test hayan amenazado con una denuncia a los responsables de Wikipedia, que por otra parte seguramente no prosperará. He ahí una parte del problema: se está divulgando gratuita y masivamente un conocimiento que cualquier persona interesada podía obtener sin dificultad hasta ahora... pero pasando por caja. Todo parece indicar que bajo la polémica existe una lucha por el control de la información, pero además los intereses económicos son evidentes en este asunto.
También tengo algo que comentar al respecto de esos supuestos peligros en el campo diagnóstico, es decir, la proliferación de los sujetos tramposos, por ejemplo. ¿Cómo va a confiarse en un diagnóstico o en una prueba de personalidad ahora que cualquiera puede contemplar las manchas de tinta previamente al examen? La misma persona que subió las láminas a la Wikipedia, el Dr. Heilman, da con un ejemplo equivalente, el test de Snellen, empleado en los tests de agudeza visual (por ejemplo, en los exámenes médicos y psicotécnicos). La lámina de Snellen es pública (está accesible en Wikipedia) y cualquiera podría aprenderse de memoria todas las líneas de la misma, de forma que podría trampear sus respuestas fingiendo una capacidad visual de águila. ¿Saltaron los oculistas por este despropósito? Lo desconozco, pero permitidme que lo dude. Aquí hay algún interés más.
Por cierto, no me queda claro cómo puede dañar tan gravemente al diagnóstico el mero hecho de complementar la publicación de las láminas con las respuestas más habituales a las mismas.
Existe una solución obvia. ¿Por qué no, simplemente, se crean láminas nuevas que sean inéditas? En los tests proyectivos esto es algo que no debería ser difícil, basta con inventar materiales (manchas de tinta) sin estructura unívoca y con ambigüedad suficiente. Pero los psicoterapeutas ofendidos por la publicación de las láminas y sus respuestas más comunes se cierran en banda a esta posibilidad. Arguyen que las diez láminas que componen el test actualmente (las mismas desde su invención en los años 20 del siglo pasado) cuentan con mucha investigación que las avala y un cuerpo de datos enorme para sacar conclusiones fundamentadas, y que por lo tanto no es deseable construir materiales nuevos, que necesitarían muchos años de investigación para ser utilizadas con la misma efectividad que las actuales. Dejando a un lado que esta "efectividad" es, desde el punto de vista científico y riguroso, más que dudosa (como comenté arriba), el argumento no deja de parecerme bastante pueril porque, si se aplicase en rigor, entonces no estaría justificado inventar ninguna técnica nueva en absoluto, ningún nuevo test: al fin y al cabo, nada más inventada una técnica nueva, la investigación en torno a ella será necesariamente escasa comparada con las técnicas precedentes.
Cuando he conocido esta polémica inmediatamente he recordado la reacción de las autoridades (especialmente religiosas) y de los poderosos ante adelantos indiscutibles como la imprenta. Para los iniciados en un arte cuyos conocimientos se han mantenido en el secreto de su gremio, es intolerable que quienes no son miembros del grupo tengan acceso a dichos conocimientos, y especialmente si es a cambio de nada. Salvando las distancias con este ejemplo, ¿no se ensañan los ilusionistas con quienes, desde dentro de la profesión, divulgan los trucos de magia (se dan casos de amenazas graves)? Me parece que a muchos psicólogos les interesa conservar bajo llave su "arte", como un secreto reservado a unos pocos privilegiados que harán negocio de él. Ésta es una actitud poco científica que nunca compartiremos los autores de una web divulgativa como Psicoteca.
¿De qué tienen miedo? Bien, el conocimiento profundo de una materia es la clave para comenzar a examinarla críticamente y con libertad. Será ahora, cuando la gente de a pie empieza a estar al tanto del funcionamiento deficiente de muchas técnicas calificadas de "infalibles", que entre la multitud comenzarán a alzarse espontáneamente voces críticas. Prestemos atención a quienes se muestran escépticos: ¿Acaso el emperador está desnudo y nos lo están señalando con el dedo?
Referencias
Lilienfeld, S., Wood, J., & Garb, H. (2000). The Scientific Status of Projective Techniques Psychological Science in the Public Interest, 1 (2), 27-66 DOI: 10.1111/1529-1006.002 (PDF disponible)
Lilienfeld, S. O., Wood, J. M., y Garb, H. N. (2005, Abril). What's wrong with this picture? Scientific American Mind, 80-87. (Artículo disponible aquí)
Shaffer, T., Erdberg, P., & Haroian, J. (1999). Current Nonpatient Data for the Rorschach, WAIS-R, and MMPI-2 Journal of Personality Assessment, 73 (2), 305-316 DOI: 10.1207/S15327752JPA7302_8
Via:psicoteca
Crédito de las imagenes: Wikimedia Commons
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