Un estudio científico acaba de confirmar lo que muchos padres ya sabían: los niños que durante el día se mantienen activos y practican distintas tareas tardan menos en quedarse dormidos por las noches. Según ha constatado este trabajo, que se publica en las páginas de la revista 'Archives of Disease in Childhood', por el contrario, a los pequeños sedentarios les cuesta más caer en los brazos de Morfeo. De hecho, sus datos muestran que cada hora de inactividad durante el día se traduce en tres minutos de vigilia más una vez que las luces se han apagado. "Nuestros resultados enfatizan la importancia de la actividad física para los niños, no sólo para mantenerse en forma y controlar el peso y la salud cardiovascular, sino para promover un sueño adecuado", comentan los autores de este trabajo. Dirigidos por E. A. Mitchell, del Departamento de Pediatría de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda), este equipo analizó el caso de 519 niños de una edad media de siete años. A través de distintos cuestionarios remitidos a los padres de cada participante, evaluaron los hábitos de sueño de los pequeños y la existencia de problemas para dormir. Además, para obtener datos más objetivos, colocaron un dispositivo en la muñeca de cada niño que, a través de un registro de movimientos, aportó datos a los investigadores sobre la cantidad de actividad física realizada durante el día y las horas de sueño. Los investigadores comprobaron, al analizar los datos disponibles, que los niños tardaban, como media, unos 26 minutos en quedarse dormidos y que el verano era la estación en la que les costaba conciliar el sueño. Su trabajo también puso de manifiesto que los niños más activos eran quienes presentaban menos problemas para dormirse. De hecho, la práctica de actividades enérgicas se asoció con una disminución significativa del tiempo transcurrido entre que los participantes se acostaban y se dormían. De forma inversa, la inactividad diurna también se asoció con más minutos en vela durante la noche. En sus conclusiones, los autores de este trabajo subrayan el hecho de que los niños que dormían más horas también eran los que tardaban menos en dormirse, lo que, según sus palabras "sugiere la posibilidad de que tardar poco tiempo en dormirse puede ser un indicador de 'buenos dormilones'". "Dado que dormir poco se asocia con problemas como la obesidad o una menor capacidad cognitiva, es fundamental remarcar la importancia de promover un sueño adecuado entre los más pequeños", concluyen.
Via:elmundo
No hay comentarios:
Publicar un comentario