martes, 25 de noviembre de 2008

Prosopagnosia


En 1985, el neurólogo británico Oliver Sacks escribió 'El hombre que confundió a su mujer con un sombrero', un ensayo en el que recogía algunos de los casos más curiosos con los que se había topado en su carrera. El paciente que dio título a la obra, Mr. P, padecía prosopagnosia, un trastorno que se caracteriza por la incapacidad de individuos perfectamente sanos (y con la visión intacta) de reconocer los rostros. Un trabajo que acaba de publicar la revista 'Nature Neurosciences' explica las posibles bases neurológicas de este trastorno. El procesamiento de caras y el reconocimiento de rostros familiares, como en el caso de la esposa de Mr. P, implica la activación de varias áreas cerebrales diferentes: desde las regiones de la corteza occipito-temporal, hasta otras más alejadas, como las cortezas anterior temporal y frontal. Sin embargo, hasta ahora, los estudios llevados a cabo para tratar de dar con la causa de este trastorno no habían sido capaces de hallar ninguna anomalía en estas regiones. Como explica Cibu Thomas en el nuevo trabajo, las investigaciones con individuos que padecen prosopagnosia desde su nacimiento (porque en otros casos el problema puede aparecer a raíz de un trauma, por ejemplo), habían mostrado que estas personas tienen una respuesta cortical completamente normal. Las personas con prosopagnosia son capaces de saber que están viendo una cara, pero tienen dificultades para identificarla. Incluso desconocen su propio rostro cuando lo ven ante un espejo. A cambio, son capaces de hacer reconocimientos deductivos a partir de rasgos muy característicos (un lunar, un peinado o, como en el libro de Oliver Sacks, un sombrero) o a través de la voz, la ropa, la ubicación en la oficina...La hipótesis que Thomas y su equipo han tratado de demostrar en esta ocasión es que el 'error' se encuentra más bien en la conectividad entre esas áreas. Concretamente en los segmentos de materia blanca que conectan las regiones encargadas del procesamiento de rostros. La materia blanca del cerebro está compuesta precisamente de fibras nerviosas, encargadas de transmitir los impulsos rápidamente. Según comprobaron en seis individuos con prosopagnosia (con edades entre los 15 y los 57 años), la integridad de estas 'conexiones' estaba reducida o alterada en comparación con la de otros 17 controles sanos que fueron tomados como grupo control. Para ello utilizaron una técnica denominada de imagen con tensor de difusión (ITD), un nuevo tipo de resonancia magnética que permite medir las moléculas de agua en las fibras de sustancia blanca, encargadas de transmitir la información entre áreas cerebrales. Esta idea coincide con trabajos anteriores que habían demostrado que las lesiones que sufren las personas con esclerosis múltiple en uno de estos 'conectores' (el fascículo longitudinal inferior) podría causarles dificultades para reconocer personas y objetos. Eso sí, el trabajo apunta con cautela que sus observaciones deberán ser confirmadas por futuros trabajos, más numerosos, y con técnicas de imagen más sofisticadas. Su hipótesis, además, podría explicar porqué la prosopagnosia tiene un cierto componente familiar. "Es posible que la expresión anómala de un gen durante un período crítico del desarrollo cerebral embrionario altere la maduración de la materia blanca en la corteza occipito-temporal", sugieren.
Via:elmundo.es

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