jueves, 4 de diciembre de 2008

Las huellas del maltrato infantil

En los países desarrollados, uno de cada diez niños sufre abandono o maltrato psicológico; entre el 4 y el 16% padece daños físicos y al menos el 15% de las chicas y el 5% de los chicos soporta algún tipo de abuso sexual antes de cumplir los 18 años.Las cifras, escalofriantes, son parte de un especial sobre maltrato infantil que aparece en el último número de la revista 'The Lancet'; una revisión que pretende evaluar la magnitud del problema.Lo primero que ha puesto de manifiesto este análisis es que se subestima su dimensión. "El maltrato infantil es mucho más común de lo que sugieren las estadísticas de los servicios de protección infantil", indica el documento, donde se calcula que los datos oficiales sólo reconocen una décima parte de las cifras antes citadas.Y esto tiene consecuencias. "La más trágica son los miles de niños que mueren debido a una agresión o al abandono", recoge el artículo, que cita datos de la Organización Mundial de la Salud: cada año se producen 155.000 muertes en menores de 15 años a causa de un abuso o una negligencia.Sin embargo, la muerte no es la única consecuencia ligada al maltrato. Según 'The Lancet', la exposición a múltiples y repetidos episodios de abuso se asocia con un riesgo más elevado de padecer trastornos de salud mental, abuso de drogas y alcohol, tener comportamientos sexuales de riesgo, obesidad y tendencias delictivas, entre otros problemas. "Las consecuencias son peores cuanto más frecuente y severo sea el maltrato. Un abuso repetido o un abandono repetido significa, para muchos niños, una cronificación de su condición", recuerdan los autores de uno de los artículos que componen el especial. Otro de estos trabajos hace especial hincapié en la importancia que tienen los profesionales que trabajan con niños -médicos, educadores, etc.- para destapar muchas de estas historias ocultas de maltrato.Según explican los investigadores, en ocasiones, no se denuncian los casos de abuso por un fallo a la hora de reconocer sus signos; sin embargo, en otros no se da la voz de alerta por no tener una certeza absoluta. "Existe la percepción de que informar de ello podría provocar más daños que beneficios [si la sospecha es equivocada]", señalan.En un comentario que acompaña a este trabajo en la publicación británica, se señala la necesidad de apoyar a los pediatras para que puedan manejar los casos sospechosos con mayor seguridad y ayuda.Además, también se insiste en la importancia de establecer adecuadas políticas de salud pública que ayuden a prevenir hábitos como el abuso de alcohol y drogas -dos factores relacionados con el riesgo de desarrollar un perfil maltratador-, así como programas de atención. "El gran número de casos y lo serias y duraderas que son sus consecuencias exigen un aumento de la inversión en estrategias preventivas y terapéuticas desde la niñez más temprana", apuntan los autores.
Via:elmundo.es

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