miércoles, 17 de diciembre de 2008

La lacra del fraude científico se extiende


Ranking de timadores científicosAutores:


Pons y Fleischmann(1989) .

Químicos americanos. Universidad de Utah. Mentira: Prometían haber descubierto la fusión fría. Energía ilimitada a precio de risa. Tras el escándalo científico, donde otros científicos replicaron sus experimentos sin obtener ningún resultado, los estafadores reconocieron la trampa.


Autor: Hendrik Schön(2002). Físico aleman. Laboratorios Bells. Mentira: publicó en Nature y Science una serie de resultados anunciando que era posible crear transistores de tamaño molecular, lo que supondría un gran avance en la nanotecnología, con grandes repercusiones sobre la computación y las comunicaciones. Un comité formado por científicos de Bell Labs decidió que había falsificado y destruido información. Schön alegó que fue una confusión. Los editores de Nature y Science tuvieron que pedir disculpas.


Autor: Hwang Woo-suk(2005).Veterinario surcoreano. Universidad de Seúl. Mentira: Aseguró haber clonado un perro. Se ha sabido que las líneas o conjuntos de células madre producidas, según él, mediante la clonación de embriones, eran falsas, es decir, estaban obtenidas a partir de la simple extracción de los embriones. Esta revelación, hecha por uno de sus colaboradores que, o bien estaba enfadado con él o le pudieron sus escrúpulos de conciencia, invalidaba sus trabajos más revolucionarios.


Autor: Jon Sudbo(2006). Médico sueco. Universidad de Oslo. Mentira: Sus investigaciones versaban sobre los efectos del tabaco en el cáncer bucal. Su trabajo más destacado ha sido publicado en The Lancet, la revista más prestigiosa de medicina. Su abogado ha declarado que el investigador reconoce que, además del artículo de The Lancet, otros de sus artículos contienen información que carece de fundamento.


El dinero no es lo que motiva a los científicos
¿Por qué hacen trampa los científicos?¿Qué ganan con ello?¿Dinero?¿Fama?¿Poder?Pues lo cierto es que la de científico no es precisamente una profesión muy bien pagada. Si alguien quiere ser rico no debe dedicarse a la ciencia. Lo normal en casi todos los países es que la vida del investigador científico pase por una larga época de unos 10 o 15 años en la que los contratos precarios siguen a las becas y durante este tiempo los salarios son pequeños. Finalmente se consigue una plaza fija con un sueldo relativamente alto, pero lejos del que se reciben en otros trabajos que requieren similar formación y dedicación. Por otro lado y puesto que los emolumentos económicos no son el premio, son otras las recompensas que los científicos esperan conseguir de su trabajo. Una recompensa sin duda importante es el prestigio, tanto entre la comunidad de sus pares como en la sociedad. Supongo que el deseo de aceptación por los demás y de ser popular es común a todas las personas, pero ese reconocimiento es un premio extra cuando depende de tu habilidad personal y está relacionado con algo tan importante como el conocimiento.

Al científico le mueve el prestigio y el reconocimiento
La competencia es un elemento clave en la comunidad científica. Se trata de demostrar que uno puede producir más resultados que el resto. Además, puesto que los recursos son limitados, aquellos que producen más y más originales resultados son los que conseguirán más fondos y más apoyos. La competencia también opera para salir de la etapa de precariedad laboral, por la que pasan todos los investigadores, y ocupar una de las pocas plazas fijas que se ofrecen. Y la única manera de llegar arriba consiste en publicar artículos en las revistas de más prestigio dedicadas a la ciencia. El prestigio, la estabilidad laboral y el estatus de los investigadores científicos dependen, pues, de las publicaciones. Todo esto hace que exista una enorme presión para publicar. Y para hacerlo en revistas de prestigio con elevado índice de impacto, lo que implica elaborar productos muy originales que abran campos nuevos o que revolucionen el panorama científico. Y aquí llega el batacazo. Los científicos, desesperados, se lanzan a la loca carrera de tratar de endosar material fraudulento con tal de subir en el número de publicaciones y en el impacto de las mismas.
Via:neoteo

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