viernes, 9 de octubre de 2009

Lactoferrina reduce la incidencia de sepsis en recién nacidos diminutos


Una proteína de la leche de vaca podría reducir en cerca de dos tercios la tasa de sepsis en bebés que nacen con un peso inferior a un kilo y medio. Esa es la conclusión de un estudio publicado en la edición del 7 de octubre de la Journal of the American Medical Association que encontró que cuando a estos recién nacidos diminutos se les daba una dosis diaria de lactoferrina, una proteína de la leche de vaca, junto con una bacteria probiótica durante las primeras semanas de vida, la incidencia de sepsis, descendía de forma drástica. "La prevención de la sepsis en neonatos se pueden alcanzar mediante la complementación de una intervención sencilla, fácilmente disponible y económica, además de bien tolerada y de fácil implementación en cualquier escenario, incluidos los países en vías del desarrollo", aseguró el autor del estudio, el Dr. Paolo Manzoni, neonatólogo del Hospital S. Anna en Torino, Italia.
Sin embargo, la lactoferrina bovina aún no se ha aprobado en Estados Unidos de la forma en que se utilizó en el estudio, aislada de la leche y luego concentrada. Debido a que la lactoferrina bovina se encuentra de forma natural en la leche de vaca, los investigadores no esperan ningún problema de seguridad a largo plazo. La lactoferrina se encuentra también en la leche materna, pero dadas las concentraciones necesarias, tiene que manipularse genéticamente, lo que hace que sea más costosa.

En el estudio actual participaron 472 recién nacidos italianos que pesaron menos de 1,500 gramos al nacer. Los médicos clasificaron a estos bebés con "un peso al nacer demasiado bajo" Dentro de esta categoría, un bebé que pesa menos de 1,000 gramos al nacer, podría clasificarse con "un peso extremadamente bajo al nacer". En general, estos bebés tan pequeños también nacen de forma prematura. Los bebés fueron asignados aleatoriamente a uno de tres grupos: Un grupo de control que recibió un placebo, un grupo que recibió 100 miligramos (mg) diarios de lactoferrina bovina, y un grupo que recibió 100 mg de lactoferrina bovina más el probiótico Lactobacillus rhamnosus GG. Se cree que la incorporación del probiótico refuerza las propiedades antibacterianas y antifúngicas de la lactoferrina, de acuerdo con el estudio. El tratamiento continuó durante 30 días en los bebés que nacieron con un peso muy bajo y 45 entre los que nacieron con un peso extremadamente bajo. La incidencia de aparición tardía de sepsis (a las 72 horas de vida del bebé) en el grupo de control fue de 17.3 por ciento en comparación con 5.9 por ciento en el grupo que recibió lactoferrina. Los bebés que recibieron lactoferrina más el probiótico lograron el mejor resultado, apenas el 4.6 por ciento desarrolló sepsis.

En su editorial, Kaufman apuntó que los bebés más pequeños consiguieron los mejores resultados y sugirió incrementar la dosis y duración del tratamiento en los bebés que tenían un poco más de peso, porque los resultados podrían ser incluso mejores.
Explicó que en estos bebés tan pequeños, el recubrimiento del tracto gastrointestinal con frecuencia no está desarrollado del todo, lo que permite que algunas bacterias migren del sistema digestivo al torrente sanguíneo, causando infección. La lactoferrina ayuda a aniquilar las bacterias y los hongos, primero en el estómago y luego en el tracto gastrointestinal. Esto hace que la barrera del recubrimiento mucoso sea más fuerte y evita que las bacterias pasen del intestino al torrente sanguíneo", explicó Kaufman. Y un beneficio añadido de este tratamiento, destacó Manzoni, es que podría reducir también el uso de antibióticos.


Via: Paolo Manzoni, M.D., neonatalogist, S. Anna Hospital, and coordinator, Italian Network for the Study of Neonatal Infections, and, chairman, scientific committee, Neonatalogy Foundation, S. Anna Hospital, Torino, Italy; David Kaufman, M.D., associate professor, pediatrics, assistant medical director, neonatal intensive care unit, and director, the Neonatal Clinical Trials Unit, University of Virginia Medical School, Charlottesville, Va.; Oct. 7, 2009, Journal of the American Medical Association

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