miércoles, 7 de enero de 2009

Angeles de la soledad

Hoy no va a ser un día fácil, mucho trabajo, en lugares muy distantes y con calor, estoy en casa disfrutando de mi confort, y escuchando algo de Rock. Las 10:20 de la mañana y se puede decir que el día está empezando en esta familia, las 10:20 de la mañana… suena el timbre. “Don… tiene algo para darme para comer”…...........................................
Desde lo alto veo las tres caritas, las conozco, no es la primera vez que vienen a casa en busca de algo que les llene el estómago. Saben, de sobra, que nunca les vamos a decir que no, a nadie se le niega la comida y menos, cuando entre los 3 no suman 25 años.
Comienza el operativo, tres chocolatadas, galletitas y tres juguitos de naranja “para el viaje”, todo rápido mientras ellos esperan sentados en la vereda. No, no entran a casa, son varios los motivos, pero uno de ellos es la vergüenza que siento al mostrarles un mundo de juguetes y cosas que no pueden tener. El resto de los motivos son más importantes, pero son míos.
Una vez en la puerta me siento con ellos y hablamos un rato de la vida, de su vida, los tres vasos se vacían más rápido de lo que se llena mi alma, son muy divertidos realmente, y tienen salidas que me hacen reír y me alegran la mañana. Comen, toman, se los ve felices… están felices.
Me cuentan que con el calor se les hace muy difícil caminar y buscar cosas para llevar a casa, sobre todo, cuando el estómago y la garganta están vacíos… pero todos los días “antes que salga el sol” ya están en la calle trabajando. El más grande tiene 9 años, nueve gastados y duros años, la nena, tan solo 7 y el más peque solo 5… ahí va, travieso, sucio y despreocupado, él solo quiere jugar, es lo único que le importa. Pero carga igual con una bolsa que es más pesada que su cuerpo.
Ya se fueron. entro a casa y veo los regalos que los reyes dejaron por ahi tirados por el comedor… veo mi refri lleno… me veo a mi, que a diferencia de muchos no salgo temprano de casa en este dia. Pero siempre me quedo triste. Ellos no tienen la vida que se merecen, pero tienen, aunque sea por un rato. La sonrisa de quien tiene su panza llena.
Me amargo al comprender, que no puedo hacer más por ellos, y por los cientos que invaden las calles de esta puta ciudad… donde esto ya es parte del paisaje.
Via y modificado de:tumbadito

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