lunes, 19 de enero de 2009

Afores un fraude

El sistema de ahorro para el retiro fue creado aparentemente para liberar al Seguro Social de la carga tan pesada que significaba económicamente el pago del sistema de pensiones; cuando se creó se invitó a los trabajadores a que escogieran quedarse en la formulación anterior, o bien engancharse en las Afores. A quienes escogieron el procedimiento de Afore para depositar su fondo de pensiones, lamento decirles que su dinero se empequeñeció, y que si usted buscaba a través de este sistema, que el mismo impulsara la suma de lo ahorrado para garantizarse una vejez digna, ya puede irse resignando a que no ocurra así, porque ni el Gobierno de la República, ni la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), ni las Afores, le van a restituir suficientemente lo ahorrado. Los montos actuales de las Afores que maneja la banca privada deben andar arriba de un millón de millones de pesos y estas empresas privadas, bancos y aseguradoras, recaudan sus dineros en las arcas del banco, y pasado un tiempo, sin explicar ni aclarar las causas, se debía repartir entre las Afores existentes el fondo constituido, fortaleciendo así al capital privado en perjuicio del patrimonio público. Y es que nadie le ha dicho o explicado o informado a los trabajadores, a quienes se les reducen sus ahorros de esa manera, que tienen derecho a recoger sus depósitos, sin contar con que también hay personas que dejaron el País, o que murieron, y cuyo ahorro se embolsará tranquilamente la banca privada. Imagine usted, ¿cuáles son los rendimientos que estas cantidades generaron, y que en los últimos años se multiplicaron, para acrecentar el patrimonio da cada cotizante? sin embargo, el Gobierno autorizó a las Afores a invertir en valores de riesgo, y permitió que se cobraran altos intereses por manejos de cuenta; el resultado es que se están comiendo sus ahorros, convirtiendo a las Afores en la legitimación de negocios poco honestos. La Consar respondió ante este planeamiento que no debe preocupar esa situación, dado que los trabajadores del País tendrán sus recursos invertidos por más de 20 años, y que la volatilidad actual no debe intranquilizarlos (sic) cuando está claro que este argumento es optimista, pero irreal, porque el ahorro de los trabajadores ha disminuido notablemente y la utilidad de las Afores fue por más de 15 mil millones de pesos; estas últimas, son las verdaderamente beneficiadas. Ante esta lamentable realidad, en la que las Afores son lo contrario de Robin Hood, porque este bandido legendario le robaba a los ricos para dárselo a los pobres y las Afores despojan a los pobres para dárselo a los ricos, con ese criterio debíamos llamarle a las Afores el “Hood Robin”. Y en ese escenario, el presidente Felipe Calderón, cuyo partido político prohijó este sistema, ante el fracaso del mismo se vio obligado a abordar la posibilidad de un cambio estructural del modelo económico actual, y afirmó que era evidente que el mercado había resultado insuficiente para resolver los grandes problemas del País, y que consecuentemente se requiere ahora un Estado con mayor intervención en la regulación económica. “La mano invisible del mercado ha fallado y se requiere la mano firme y justa del Estado, y al la vez, la mano generosa de la sociedad, para ordenar las cosas”. Por si usted no lo sabía, en Argentina la presidenta Cristina Fernández nacionalizó los fondos de jubilaciones y pensiones debido a las enormes pérdidas que arrastraba el sistema, por habérseles permitido invertir en bonos y acciones desvalorizadas; al nacionalizar lo que aquí se llama Afores, rescató los dineros de los pensionados, de la voracidad de quienes estuvieron succionando por concepto de comisiones, ganancias verdaderamente jugosas, y al regresar las pensiones a manos del Estado logró que los trabajadores consideren que es mejor así, que en manos privadas.
La similitud entre la conducta de los banqueros argentinos y mexicanos es enorme, son los mismos procedimientos, los mismos objetivos y los mismos resultados, pero en nuestro País, hasta ahora, no ocurre nada; tal pareciera que el compromiso de los banqueros con el Gobierno es tan estrecho, que este espinoso tema prefiere diferirse hasta que la crisis en la que estamos inmersos fuerce a los actores a tomar otras medidas, y es que el Estado no es sólo un policía que cuida el orden, sino también un rector y un regulador de las actividades económicas.
¿Usted qué opina querido lector?
Via:am

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