lunes, 29 de octubre de 2007

Teorias del sida


Algo muy extraño estaba ocurriendo en 1981: el Centro para el Control de Enfermedades de los EE.UU. estaba recibiendo un número inusualmente alto de reportes referidos al Sarcoma de Kaposi (una forma rara de un cáncer relativamente benigno que afecta principalmente a personas mayores), como así también numerosos casos de la neumonía Pneumocystis carini. Los pacientes eran hombres jóvenes, sin antecedentes de terapia inmunosupresora y homosexuales. Pocos meses después la conclusión fue inevitable: el mundo estaba enfrentando una nueva epidemia cuya causa no estaba claramente identificada y que fue denominada “Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida” (SIDA o AIDS en el idioma inglés).

El SIDA es una enfermedad producida por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH). Existe el VIH-1, virus responsable de la epidemia, cuya mayor frecuencia se verifica en las personas que habitan las regiones central y oriental de África. La comunidad científica concuerda en que proviene de un agente viral que infecta a varios primates africanos, particularmente a monos verdes y mandriles. Este agente viral se denomina SIV (Simian Immunodeficiency Virus, virus de la inmunodeficiencia de los simios) y afecta pero no mata a los primates.

También existe el VIH-2, confinado a las zonas costeras del oeste de África, menos virulento que el anterior y que proviene del SIVsm, otro virus de inmunodeficiencia de los simios que está ampliamente difundido entre los monos mangabey.

Para poder rastrear el origen de la epidemia, se analizaron numerosas muestras de sangre que estaban almacenadas en diferentes lugares del planeta. La más antigua correspondió a un hombre que murió en 1959 en la República Democrática del Congo (ex Congo Belga). Lamentablemente se han conservado muy pocas muestras anteriores a esa fecha, por lo cual no puede establecerse con precisión la fecha de los primeros fallecidos debido al SIDA. Puesto que el intervalo típico entre la infección y la muerte es de 10 años, el denominado “paciente cero”, aquel que inició la epidemia, debía ser un africano contagiado alrededor de 1949.

Surgieron las inevitables “teorías conspirativas”: la CIA había creado el virus para eliminar a los negros y homosexuales; el Pentágono lo había creado como un arma biológica para ganar la Guerra Fría; era el “castigo divino” para aquellos que exhibían una conducta sexual promiscua o “desviada”. No existen pruebas o evidencias que sustenten tales hipótesis, a pesar de lo cual hay numerosos páginas en Internet que las muestran como verdaderas.

Se plantearon otras tres hipótesis relativas al origen de la enfermedad, aunque todas ellas están sujetas a importantes objeciones.

1.- El surgimiento del SIDA fue por azar. Tal vez la transmisión del mono al ser humano es un proceso relativamente ineficiente y de baja probabilidad. Tal vez la mutación de los SIV a los VIH también son sucesos inusuales, de muy baja probabilidad. A pesar de ello y simplemente por azar, la transmisión entre las especies (o la mutación) ocurrió por primera vez en el siglo XX. Hay antecedentes de enfermedades virales que aparecen súbitamente, infectan a miles de personas y luego desaparecen tan súbitamente como habían aparecido. ¿Acaso el SIDA no podría ser una de ellas?. Sin embargo, resulta muy poco factible que por azar dos virus del tipo SIV muten en forma independiente a los del tipo VIH en tan corto lapso de tiempo, cuando desde hace miles de años los africanos han estado expuestos al contagio con sangre de primates.

2.- Siempre existió la transmisión del mono al hombre, pero no estaban dadas las condiciones para que la epidemia se extienda. En el África rural, la mayoría de sus habitantes vivían en pequeñas aldeas desarrollando una vida sedentaria. Por lo tanto, aquellos contagiados por el mono sólo transmitían la enfermedad a unos pocos familiares o vecinos y las sucesivas muertes no llamaban la atención en un “microcosmos” donde las expectativas de una larga vida eran muy bajas. Cuando comenzó el proceso de urbanización y la gente migró a las ciudades, aparecen la prostitución en gran escala, las enfermedades venéreas y el uso repetido de jeringas hipodérmicas. En resumen, se dan las condiciones apropiadas para la transmisión de la enfermedad.

Es una hipótesis plausible pero tiene sus defectos porque la historia del continente africano está colmada de acontecimientos que pudieron dispersar la enfermedad durante los últimos 10 siglos: el movimiento de miles de soldados durante la Primera Guerra Mundial en las regiones más afectadas; el surgimiento del imperio Zulú (Siglo XIX) que se tradujo en la migración de millones de personas desde Tanzania hasta Sudáfrica; el transporte de millones de esclavos. con destino final las plantaciones del sur norteamericano, por parte de los traficantes árabes durante los siglos XVIII y XIX; más atrás en el tiempo, los bantú y otras tribus libraron tremendas batallas con sangre en abundancia e inevitables violaciones a las mujeres de los derrotados. Por lo tanto, si el VIH existe desde hace mucho tiempo atrás, ¿por qué no se extendió la epidemia?.

3.- Si no fue por azar y tampoco por la mejora en las “condiciones logísticas”, sólo resta suponer que se debió a una mejora en las condiciones de transmisión desde el mono al ser humano. Se sabe que las vías más eficientes de transmisión del SIDA son la transfusión de sangre y la inoculación de tejido infectado. Ambas técnicas sólo se utilizaron en forma masiva a partir del siglo XX y sólo había que rastrear programas científicos que incluyeran estas técnicas y la presencia de monos y humanos. Las principales sospechas recayeron sobre los siguientes tres programas:

En 1922 se realizó un experimento con transfusión de sangre de chimpancés, monos mangabey y otros primates en seres humanos con el objetivo de obtener una cura para la malaria. Pudo ser el origen del SIDA pero se lo desestimó al comprobar que la mayoría de los receptores vivía en Europa o Estados Unidos.

Alrededor de los años 30, un científico propuso una exótica teoría: se podía detener el envejecimiento mediante el injerto de los testículos de un hombre joven en un congénere de mayor edad. Era lógico que no se encontraran voluntarios para tal experimento, motivo por el cual se recurrió a testículos de monos o chimpancés. Pocos años después se detuvo el experimento ante el absoluto fracaso del mismo; se lo intentó ligar al origen del SIDA pero nuevamente se comprobó que la mayoría de los receptores no vivían en el continente africano.

El tercer programa científico masivo sospechado de ser el origen de la epidemia se desarrolló entre 1957 y 1958, con el objetivo de encontrar una nueva vacuna contra la poliomielitis, alternativa a la desarrollada por Jonas Salk. Parecía factible porque se usaron riñones de mono durante el experimento; sin embargo, como la primera muerte está claramente fechada en 1959 y hay aproximadamente 10 años entre la infección y la muerte, no resulta probable que este programa tampoco haya sido el responsable.

El origen del SIDA continúa siendo un misterio sin resolver. La solución del mismo excede ampliamente al campo académico por al menos tres importantes razones: (i) el conocimiento preciso del origen podría ser fundamental para el desarrollo de una vacuna o de mejores tratamientos para los pacientes infectados; (ii) podría ayudarnos a establecer pautas para una “alerta temprana” relativo a un nuevo virus o mutación; (iii) permitiría eliminar definitivamente a todas las teorías conspirativas que sólo ayudan a consolidar el poder de dictadores, fundamentalistas o teócratas, en perjuicio del mejor espíritu democrático.

No hay comentarios: