jueves, 10 de julio de 2008

La sonrisa de un hijo


MADRID.- 'Tu risa me hace libre, / me pone alas. / Soledades me quita, / cárcel me arranca'. Un estudio acaba de ponerle imágenes de resonancia magnética a las palabras del poeta Miguel Hernández en sus famosas 'Nanas de la cebolla'. Esta técnica ha demostrado qué áreas del cerebro femenino se activan cuando una madre primeriza observa la foto de su bebé.
El trabajo, que publica esta semana la revista 'Pediatrics', demuestra que la sonrisa de un hijo es capaz de activar áreas cerebrales relacionadas con la recompensa, y que también se han visto 'despertar' en personas con adicción a ciertas sustancias, como la cocaína. Hasta el punto de que los investigadores equiparan el estímulo filial con un "subidón natural", todo un pico de emociones.
En total, 28 madres primerizas, con una media de 29 años, participaron en este experimento desarrollado por el Hospital Infantil de Texas (en Houston, EEUU) y el University College londinense (en Reino Unido). A todas se les mostró un total de 60 fotos que no habían visto antes: 30 de su hijo recién nacido (entre los cinco y los 10 meses de edad) y la otra mitad de un bebé desconocido, aunque con cierto parecido físico. En las imágenes, los niños aparecían sonriendo, tristes o bien en actitud neutral.
Mientras ellas observaban las fotos durante apenas dos segundos, una resonancia magnética funcional se encargaba a su vez de mirar qué áreas de su cerebro se mostraban más activas. Esta técnica permitió demostrar que la foto de su propio hijo (pero no la de niños desconocidos) 'activaba' la región cerebral relacionada con la producción de dopamina, un neurotransmisor relacionado con el mecanismo mental de la recompensa y el desarrollo de algunas adicciones.
Entre las áreas que sólo se encendían con 'su' niño destacan el tegmento ventral, las regiones de sustancia negra y el lóbulo frontal (implicado en el procesamiento de emociones y de la actividad motora y cognitiva, entre otros). Cuando el bebé sonreía en la imagen, las madres mostraban una mayor activación de estas regiones.
Algo que les sorprendió durante el estudio es que la reacción de las mujeres ante un niño llorando no era muy diferente si el pequeño era su propio hijo o un bebé desconocido.
Utilidad de los resultados
Los investigadores explican que sus conclusiones podrían servir para estudiar en profundidad el vínculo entre madre e hijo; y porqué estos lazos afectivos no 'funcionan' bien en algunos casos. Por ejemplo, en el caso de madres con problemas de adicción a ciertas sustancias, con trastornos mentales (como la depresión posparto) o que han permanecido separadas de sus vástagos durante largos períodos.
"En algunos casos esta relación no se desarrolla normalmente", apunta la doctora Lane Strathearn, una de las investigadoras. "Y esto puede provocar situaciones de abandono o abuso con terribles consecuencias para el desarrollo futuro de los niños". Como concluye su trabajo, "cuando una madre primeriza observa la foto de su hijo, toda una red cerebral parece activarse para integrar información afectiva y cognitiva y convertirla en un comportamiento".

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