This is it. Esto es todo. Ese iba a ser el nombre de su última gira, la que Michael Jackson estaba ensayando en el centro Staples en Los Ángeles para comenzar el medio centenar de conciertos previstos a partir de la próxima semana en Londres. El 25 de junio se encargó de cambiar los planes de todos, de sus fans, de sus familiares, de los medios de comunicación de todo el mundo. Michael Jackson había muerto. Pero el show debe continuar y el martes en Los Ángeles su funeral se convirtió en la última gira de la superestrella, su cuerpo paseado por todo Los Ángeles en un cortejo fúnebre que se espera supere la audiencia de cualquier retransmisión mundial en directo. Su nombre escrito en las nubes y en el pavimento, en corazones floreados y en las codiciadas entradas al último concierto, en las gargantas de aficionados y estrellas, todos aunados en un último adiós al rey del pop. Como gritó uno de sus fans, "larga vida al rey".
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