Decenas de miles de personas hambrientas deambulaban por las calles de Puerto Príncipe, esperando la ayuda que se acumulaba en el principal aeropuerto de Haití, cinco días después del seísmo que dejó al país sumido en el caos y la violencia.
"Dicen que el Gobierno está recibiendo millones pero nosotros no hemos visto nada. Vivimos en la calle con nuestros hijos y tenemos que marcharnos aunque aquí tengamos nuestra vida".
El caos y la destrucción invadieron la ciudad.
"En todos los barrios hay destrucción. La gente anda errante en busca de alimentos, de ayuda".
En cada rincón de la capital arreciaban las críticas de que la ayuda se acumulaba en el aeropuerto controlado por Estados Unidos. Allí, las escenas de desesperación se repetían y decenas de personas dormían sobre el asfalto por que no podían salir del país.
"¡Invadamos la pista!", grita una mujer que pretendía ser evacuada.
La gestión del aeropuerto por parte de Estados Unidos creó tensiones diplomáticas después de que un avión con un hospital de campaña a bordo tuviera que dar vuelta atrás, mientras que los medios para tratar a los heridos escasean.
Debido a problemas logísticos, funcionarios del aeropuerto de Puerto Príncipe continuaban desviando vuelos con ayuda humanitaria para República Dominicana y las islas Turcas y Caicos, según funcionarios de la ONU.
Desde el pasado martes, cuando el seísmo redujo buena parte de la ciudad a las ruinas, centenares de tiendas, oficinas públicas y domicilios de la capital fueron saqueados ante la impotencia de la policía, que tiene órdenes de no disparar a una población diezmada por la tragedia.
"Roban cualquier cosa. Sirva o no. Es una locura. Nuestra orden es sólo alejarlos. No podemos dispararles", afirma Louis Jean Eficien, oficial de la policía.
El sonido de balas es cada vez más frecuente, lo mismo que la presencia de hombres armados con machetes. El Palacio de Justicia arde en llamas mientras decenas de cadáveres en estado de putrefacción son incinerados.
Jeanina Saint Georges, dueña de una tienda de alimentos se lleva las manos a la cabeza al descubrir el estado de su comercio.
"Nunca sabré cuánto perdimos. Pero estamos vivos y los problemas de este tipo en estas circunstancias parecen pequeños", dice, señalando los cadáveres que asoman bajo los escombros de su comercio.
El presidente de Haití, René Preval, viajará el lunes a Santo Domingo para asistir a una reunión preparatoria de la "cumbre mundial por Haití", convocada para reconstruir el país.
Imagen:grupoeupsike
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